Sin más pretensión que una simple ubicación temporal, os dejo aquí este cuadro para que os resulte más sencillo relacionar las distintas escuelas que vamos a ir viendo. Pensad que no tiene más objetivo que centraros cronológicamente, por lo que hay que tener en cuenta que las «escuelas» pueden coexistir, que hay autores que se relacionan con más de un grupo, que «ni son todos los que están ni están todos los que son»… ni está completo (se actualizará). Aún así, espero que os sea útil.

Marxismo y crítica literaria.

La influencia del movimiento marxista en la crítica del s. XX fue enorme.

Entre las diversas ideologías, el marxismo ocupa un lugar particular y contradictorio. Los trabajos de Marx, primero filosóficos, han sido luego trabajos sobre la economía política, constituyéndose en una crítica radical. Esta crítica de sus obras de juventud, apoyada sobre una reflexión derivada del pensamiento hegeliano, pretendía que la comprensión de los mecanismos ocultos de la economía permitía llegar a la comprensión de la sociedad entera, incluyendo lo que llama “superestructura ideológica”. El marxismo llega a la cultura mediante el desciframiento de las determinaciones socioeconómicas, que son las que hacen que un discurso concreto, una determinada percepción del mundo o un determinado aparato político-judicial sean lo que son.

Pero el pensamiento marxista no es solo especulativo, sino que también implica una modalidad de acción, una praxis por la que se vincula a los movimientos sociales obreros y revolucionarios. El marxismo se debe, pues, considerar como un modo de lectura de la realidad y, a la vez, como un instrumento de intervención en dicha realidad.

Las concepciones estéticas de Marx derivan de la estética de Hegel y llevan la marca de una influencia romántica, pero no hay unos textos concretos sobre el hecho literario, sino simples alusiones que no permiten hablar de un aparato conceptual llamado “crítica marxista» que  sirviera para describir cualquier obra. Lo que se llama crítica marxista es, pues, multiforme, y mientras para críticos como Garaudy no hay una estética marxista, para otros como Lefebvre, «hay una teoría del arte del materialismo dialéctico, igual que hay una teoría del conocimiento”. No obstante, sí que se puede afirmar que hay un análisis marxista del hecho literario igual que hay un juicio crítico marxista de las obras literarias.

A partir, pues, de las alusiones de Marx y de los escritos de Engels, la crítica literaria marxista parte de un análisis de la obra en relación con la historia. La obra es considerada como un reflejo de la realidad social, pero, a partir de su impacto sobre la percepción del mundo de masas, puede influir en el curso de los acontecimientos. Así, la visión de mundo expresada en una obra es considerada como reflejo de la historia, de los hechos sociales y de un estado concreto de relaciones de producción. Es la teoría del reflejo que formalizará Plejanov.

Para Engels, la crítica literaria se sitúa en dos niveles diferentes:

-el de la práctica político-moral (lucha militante por una literatura proletaria o de combate)

-el de la elaboración especulativa (lectura materialista de la obra)

Así, la crítica literaria marxista oscilará entre dos polos: el de una crítica militante, normativa, que denunciará las obras «reaccionarias» y preconizará una literatura comprometida, y el de una crítica especulativa, o más exactamente, de elucidación que intente explicar los fenómenos literarios y la génesis de la obra a la luz del materialismo histórico. Sin pretender establecer un encasillamiento definitivo entre los autores,  Patrice Deramaix distingue en la crítica marxista:

A. Una corriente jdanoviana, fuertemente institucionalizada, representante de la doctrine oficial de los partidos y de los Estados comunistas, normativa casi represiva y promotora de un realismo positivo llamado «realismo socialista» (la revista francesa «La Nouvelle Critique» vinculada al PCF podía considerarse como representativa de esta orientación).

B. Las múltiples orientaciones hegeliano-marxistas, representadas esencialmente por la crítica «filosófica» por Lukács, la escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer, Benjamin, Marcuse…), E. Bloch, Kracauer… en Alemania y  Lefebvre o Axelos, en Francia.

C. Las corrientes literarias radicales, partidarias de un arte revolucionario, en el contenido y en la forma ( Bogdanov, Maiakovsky, Brecht… )

D. La corriente sociológica: que se vincula esencialmente al proceso de producción literaria (Pléjanov, Goldmann, P. Macherey, Lukács y Berberis)

E. La crítica formalista (fuertemente atacada por la crítica jdanoviana) integra los logros del estructuralismo (los «formalistas rusos» (Bajtin, Todorov), Barthes, Althusser, E. Balibar y el grupo Tel Quel) .