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En la década de los años 30, en EEUU se forman cuatro tendencias en el marco de la teoría de la literatura:

-una corriente marxista (V.F.Calverton, John Macy, Granville Hicks…)

-el New Criticism

-La escuela de Chicago

-los intelectuales neoyorquinos (Richard Chase, Alfred Kazin, Edund Wilson, Irving Howe…)

El historical criticism que plantea Edmund Wilson en 1940 («The historical Interpretation of Literature») se define como una interpretación de la literatura en sus aspectos sociales, económicos y políticos, y las dos escuelas más importantes entre 1930 y 1950 fueron el New Criticism y la Escuela de Chicago.

El New Criticism surgió en el sur de EEUU y tuvo su apogeo en los años 40 y 50. Pese a su independencia del formalismo ruso, se sitúa en la misma línea de inmanentismo crítico propio de la teoría literaria del siglo XX. Fue John Crowe Ransom, fundador de la Kenyon Review, el que usó esta denominación en su libro The New Criticism (1941) sobre la obra de Ivor A. Richards, Thomas S. Eliot e Yvor Winters. Lo que parece incuestionable es la influencia que tuvieron en el New Criticism los críticos ingleses Thomas S. Eliot (nacido en EE. UU.) e Ivor A. Richards. Las dos obras del primero que más les influyeron fueron «Tradition and the Individual Talent», de 1917, y «Hamlet and his Problems», de 1919. Las obras de Richards fundamentales fueron Principles of Literary Criticism (1924),  Science and Poetry , de 1926, y Practical Criticism, de 1929.

Richards había distinguido el lenguaje referencial y el lenguaje emotivo, que era el propio de la literatura. Esta distinción permitió a los new critics señalar que la forma más pura de la función referencial es la del lenguaje científico, y que por tanto, entre el lenguaje científico y el lenguaje literario hay una virtual oposición máxima; si en el lenguaje científico la forma no tiene más función que «transportar» un referente, en el lenguaje literario hay una significación connotativa y plural. Brooks define la literatura como la expresión verbal de una visión imaginaria del mundo.

Los representantes del New Criticism no constituyen una lista cerrada de nombres y principios metodológicos, y puede considerarse su primer antecedente a William Empson ( fue discípulo de Richards), aunque en realidad pertenece a la tradición británica. M.Asensi (Historia de la teoría de la literatura,  2003. Ed. Tirant lo blanc, Valenciavol. II, pág.141) señala dos fases en la evolución del New Criticism:

-la fase sureña, vinculada al resurgir de la actividad artística en el sur de los EEUU y cuya máxima figura fue William Faulkner;

-la fase de la nueva crítica, coincidente cronológicamente con el final de la segunda guerra mundial.

Keith Cohen, al estudiar este movimiento (Le New Criticism aux États Unis, 1972), considera figuras centra­les del mismo a

-John Crowe Ransom (The World’s Body (1934), Criticism, Inc. (1937) y  The New Criticism (1941).

-Allan Tate  (The Tipes of Poetry (1934), The Angelic Imagination (1951)  y  The Symbolic Imagination (1951).

-Cleanth Brooks (Modern Poetry and the Tradition (1939)  y  Literary Criticism: A Short Story (1957, escrita en colaboración con Wimsatt).

Rene Wellek (Historia de la crítica moderna, 1988) habla de John Crowe Ransom, Alien Tate, R. P. Blackmur, Kenneth Burke e Yvor Winters, y, algo después, Cleanth Brooks, Robert Penn Warren y William K. Wimsatt.

1. Actitudes comunes 

Igual que en el formalismo ruso, los críticos incluidos en el New Criticism centran su atención crítica en la obra literaria misma. Unos y otros se enfrentaban a la producción  poética de los futuristas (Rusia) y del modernismo anglosajón (EEUU).

1. René Wellek trata individualmente a cada uno de los críticos, que no pueden considerarse como una escuela, e incluye un capítulo en el que analiza el movimiento en su conjunto; señala posturas comunes, como

  • el rechazo de la crítica con­temporánea,
  • el rechazo de la erudición histórica académica como fin último de la investigación literaria,
  • una concepción orgánica del poema en el que forma y contenido van unidos y con un análisis que prescinde de elementos exteriores (close reading).

2. Keith Cohen (“Le New Criticism aux États Unis”, 1972) señala cuatro “ilusiones” de la crítica extrínseca que el New Criticism rechaza:

  • La ilusión genética o la crítica del enfoque genético, que confunde el poema con sus orígenes psicológicos en el autor, y se interesa por lo que éste quiso decir (Intentional Fallacy). Fue completada por Wimsatt y Beardsley («The Affective Fallacy», 1946), pero defendida por otros como Allen: la crítica debe interesarse por lo que es el texto literario una vez escrito y acabado, y no por el lugar o la causa que hacen surgir el poema.
  • La ilusión orientada a comprender la psicología del lector en el proceso receptor (Affective Fallacy), formulada también por Wimsatt y Beardsley, que rechazaron el exceso de psicologismo de Richards.
  • La ilusión ideológica, que ve el poema como medio de trasmisión ideológica (Fallacy of Communication). Los new critics comprendieron la complejidad del significado del poema. «En cada poema hay algo (una intuición o un concepto individual) que jamás puede ser expresado en otros términos«, dice Wimsatt (cf. Manuel Asensi, op.cit. pág.157)
  • La ilusión de la expresividad de la forma que sería reflejada en la forma del poema (Mimetic Fallacy). Se critica el enfoque basado en el mundo. La obra literaria es una «refracción» respecto al mundo, un medio que convierte en significativos elementos de la realidad que no lo eran.

3. Terry Eagleton (Una introducción a la teoría literaria, 1988) indica, acerca del New Criticism, que “el poema significaba lo que significaba, independientemente de las intenciones del poeta y de los sentimientos subjetivos que suscite en el lector”.

4. Eva W. Thompson considera que los miembros del New Criticism tienen algo en común que los diferencia de los formalistas, en el sentido de van más allá de las ambigüedades del lenguaje y tratan de relacionarlas con lo que es esencial al ser humano.

5. Manuel Asensi (op.cit.,pág.150-ss) plantea que, en general, los new critics defendieron la idea de la literatura como un tipo especial de conocimiento; no se trata de un conocimiento cualquiera coexistente con otros conocimientos prácticos y teóricos, sino del conocimiento total, el único capaz de aportar la verdad sobre el mundo. Allan Tate explica esta superioridad del conocimiento literario por el carácter inmediato y vital de la Literatura: mientras la ciencia proporciona visiones frías, abstractas e intelectuales de la realidad, la literatura consigue incorporar a ese conocimiento el aspecto afectivo-sensitivo de la realidad. En An Approach to Literature (1936), Brook, Purser y Warren llegan a vincular ciertos puntos de la teoría aristotélica con el valor formativo de la ficción y la imaginación, de  la mímesis. Además, esta función consolidadora de lo humano se percibe, asimismo, en el valor terapeútico de la literatura.

Esta visión ontológica de la poesía se sirve del procedimiento del close reading o lectura atenta, que exige, a su vez, una crítica de todos aquellos tipos de enfoque literario en los que se intentaba explicar el texto a partir de factores ajenos a él.

2. Valoraciones del New Criticism

1. Los Críticos de Chicago (Ronald S. Crane), los críticos míticos (Northrop Frye) y la escuela de Ginebra (George Poulet) hacen una valoración negativa del New Criticism, atacado, sobre todo, por parte de los críticos partidarios de la deconstrucción, y, en general, por parte de las tendencias postestructuralistas.

2. No obstante, otros críticos como Wellek valoran positivamente el New Criticism, porque con él se han “establecido o reafirmado muchas verdades fundamentales a las que ten­drían que retornar generaciones futuras”, pese a acusarles de ser “extremadamente anglocéntricos, provincianos incluso”. Esto explicaría el escaso número de traducciones de sus trabajos.

3. Terry Eagleton (Una introducción a la teoría literaria, 1988) analiza el New Criticism desde una perspectiva ideológica, como movimiento representante de la ideología de una intelligentzia desarraigada, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos; la poesía es “una nueva religión, un refugio nostálgico frente al enajenante capitalismo industrial”. El poema es impenetrable racionalmen­te pero posee una coherencia interna que, en cierta medida, se corresponde a la realidad, y permite la conversión del poema en un fetiche que es analizado objetivamente, sin vínculos con su contexto histórico-social. Así, el New Criticism se acaba convirtiendo a la tecnocracia contra la que había surgido; como ofrece un método pedagógico útil para un creciente número de alumnos, y concibe el poema como un equilibrio entre contrarios, se instala en la Universidad porque supone para el crítico una falta total de compromiso, cosa que resulta muy atractiva en ese momento.

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